sábado, 28 de enero de 2012

¿Exigencias?

Ilusiones, expectativas, deseos, ganas de luchar, esfuerzo... y todo esto de repente se convierte en derrota, desilusión, cansancio, tristeza, depresión... Todos nosotros en muchas ocasiones, nos hemos establecido algunas metas en nuestra vida, algo que deseamos cumplir y alcanzar de cualquier forma y que inevitablemente ha acabado mal y en algunos casos lo hemos conseguido cumplir, pero con un gran cansancio. ¿Es bueno exigirse? ¿Debemos establecernos poco a poco unos límites e intentar cumplirlos? ¿Por qué no exigirnos, si podemos dar más de nosotros mismos?
Cada uno de nosotros, en los estudios o en el trabajo, nos hemos propuesto una meta, algo que esperamos cumplir, por ejemplo, hablo por mí, ahora mismo estamos estudiando 1º de Bachiller, y todos nosotros somos conscientes, de que todo lo que hagamos este año influirá en nuestra nota media. Por lo que la mayoría, intentamos dar lo máximo de nosotros mismos, estudiando todo lo que podemos para hacer un examen, y centrándonos al máximo, pero ésto poco a poco nos va agotando, al principio empezamos con mucha energía pero conforme pasa el tiempo nos vamos rindiendo, y todo ello se debe a que nos exigimos demasiado. Sin darnos cuenta, nos vamos obsesionando poco a poco, queremos cumplir con todas nuestras metas y deseos, pero no sabemos llevarlo con calma, todo esto se debe a que queremos ganar.

Ahora bien, hay casos en los que nuestra propia exigencia puede perjudicarnos, por ejemplo muchos han arriesgado su vida o incluso la han perdido por ellos mismos. Por ejemplo: un buceador profesional se esfuerza muchísimo en su trabajo, y en muchos casos se ha exigido alcanzar una cierta profundidad, la que en algunas ocasiones, no ha conseguido y como consecuencia ha obtenido la muerte.

Pero la exigencia, no siempre es negativa, muchos han alcanzado puestos muy altos en su vida profesional o personal gracias a ella. Todos conocemos a algún deportista famoso que ha llegado a la fama o al éxito por su propia exigencia, por estar siempre al pie del cañón, esforzándose, dando lo mejor de sí, entrenándose como si le fuera la vida en ello, solo por que es su meta, es su sueño, y como ve que lo va consiguiendo se va exigiendo cada vez más y más, y al final, afortunadamente, lo consigue.

El tema de la exigencia, siempre suele traer diferentes conflictos, debido a la gran variedad de opiniones que existen al respecto. Siempre, están aquellos que piensan que la exigencia es mala, es decir, que lo mejor es vivir la vida, sin esforzarnos ni marcarnos unos límites, lo que tenemos que hacer, es actuar como pensemos en cada momento, sin preocuparnos en las exigencias, haremos lo que podamos. En cambio, están aquellas personas que se exigen diariamente, tanto en su vida profesional, personal, familiar... porque para ellos la exigencia, nos permite mejorar como personas, crecernos y mejorarnos a nosotros mismos, para ellos la vida no tendría sentido, si no intentamos mejorar, esforzarnos y conseguir aquello que tanto deseamos obtener. ¿Entonces la exigencia es buena o mala?

En mi opinión, la exigencia siempre es buena, ya que nos permite mejorar, y hace que estemos más formados, pero todo esto hay que hacerlo dentro de unos límites, no es necesario que no lo tomemos tan en serio que haga que nos obsesionemos. Como todo, debemos saber dosificarlo, ser conscientes de cuando debemos parar y sobretodo aceptar bien la derrota, evitando caer en el enorme error de pensar, que no sabemos hacer lo que nos gusta y que nos hemos establecido, y que por tanto no valemos para nada. La exigencia, es buena dentro de unos límites.

viernes, 20 de enero de 2012

¿Por qué pensamos tanto las cosas?

Indecisión, nervios, inseguridad, falta de confianza en si mismo, duda... todos nosotros pasamos por estos estados a diario.Simplemente cuando tenemos que decidir entre una cosa y otra o incluso cuando pensamos en algo que ya hemos realizado antes. Pero, ¿para qué nos sirve pensar tanto en algo, que incluso , a veces no tiene solución o importancia? ¿ Actuaremos así, mejor, ya que vemos los beneficios y perjuicios? ¿ Por qué está mal dejarnos guiar por lo que sentimos en cada momento, sin preocuparnos por las consecuencias?

Es cierto, que hay decisiones o situaciones, que debemos pensar y meditar, por ejemplo, el hecho de casarse, debes estar segura,si es posible al 100% por 100%, que ésa es la persona con la que quieres compartir el resto de tu vida, por lo que se necesita mucho tiempo, para conocerla y darte cuenta de lo que verdaderamente quieres. Pero todos hemos tenido " verdaderos cacaos mentales" por algo que no tiene nada de importancia. Por algo tan simple como, me compro esta camiseta o la otra, salgo o me quedo en casa. En todas estas situaciones, intentas ver lo bueno y lo malo de una cosa y otra, para ver que te conviene más. Y si lo piensas bien, la mayoría de las veces acabas decidiendo, lo que habías pensado en un principio, porque es lo que verdaderamente,te apetece ¿ Entonces para que le damos tantas vueltas, si la mayoría de las veces, acabamos haciendo lo que queríamos en un principio?

A todos, alguna vez nos ha dado un verdadero arrebato, en el que hemos hecho, lo que se no has pasado por la cabeza en ese momento y ¿Qué ha ocurrido? Qué como en todas las situaciones hay veces que hemos obrado bien, y nos sentimos orgullosos de la decisión que hemos tomado y otras veces nos damos cuenta que hemos fallado totalmente y nos arrepentimos de no haber pensado nuestra decisión correctamente, antes de actuar. Volviendo al ejemplo anterior, si tú conoces a un hombre o mujer desde hace unos meses, y estás tan enamorada, que piensas que es la persona con la que quieres compartir el resto de tu vida, das el paso de casarte, sin conocerla totalmente, solo porque es lo que piensas en ese momento. Pero no podemos saber quién ha actuado mejor, porque por mucho que pienses mucho tu decisión, puede ser que la que eligas no sea la correcta, y que aquella persona que se ha movido por sus impulsos haya acertado totalmente con su decisión. Aunque no siempre están bien nuestros impulsos, debemos serenarnos y pensar bien las cosas, como en este caso: Si salimos una noche de fiesta y hemos bebido, en ese momento tú piensas que estás bien para coger el coche, no puedes moverte por tu impulso, debes ver que tú no estás bien y puedes tener un accidente de tráfico. Consiste en ver los perjuicios y los beneficios.

Pero no siempre damos vueltas a las decisiones que vamos a tomar, o a las cosas entre las que tenemos que elegir, muchas veces pensamos en algo que ya está hecho y no lo podemos cambiar ni mejorar. Por ejemplo, cuando hacemos un examen, yo soy de esas personas que le da mil vueltas en su cabeza a los ejercicios que ha hecho, en lo que ha puesto.. y claro de pensar tantísimo te sacas mil fallos, por lo que te quedas peor que estabas antes. Pero para este aspecto, no todas las personas son iguales, están aquellas que meditan y piensan todo lo que hacen y dicen en cada momento y aquellas que se mueven por sus impulsos, sin ver los aspectos negativos y positivos. ¿Pero, qué es mejor?

Para concluir, yo pienso que damos tantas vueltas a las cosas, porque nos queremos sentir seguros de lo que vamos a hacer, para no cometer errores de los que nos podamos arrepentir, pero muchas veces nos debemos dejarnos guiar por lo que sentimos en ese momento, por un verdadero arrebato, ya que como se dice, de los errores se aprende. Solo tenemos que saber distinguir, lo que es importante de aquello que lo es menos, para ver la atención que le tenemos que prestar. Así, como tenemos que intentar dejar de pensar en algo que ya hemos hecho o decidido, porque por mucho que meditemos en ello, no podemos cambiarlo.